miércoles, 31 de octubre de 2007

El día que se abrazó al mundo.

Parece que fue ayer, sigue latente, igual que la epopeya de la Libertadores, la Copa Intercontinental marcó para siempre la historia de Vélez.
Y no es para menos, del mismo modo que las apuestas marcaban al San Pablo como el favorito en la Libertadores, esta vez era nada más y nada menos que el Milan en la Intercontinental.
Europa se alzaba con solemnidad ante la envergadura de los jugadores representados por este gran equipo, Baressi, Maldini, Albertini, Donadoni, Massaro, Costacurta (un amigo) y demás integrantes de galera y bastón. Del otro lado los “sudacas”, ¿quiénes son estos morochos? dirían los italianos con soberbia y poco respeto.
Pero en la cancha se ven los “pingos” y nuevamente nuestro Vélez fue príncipe y no mendigo.
Para que hablar del partido, todos lo recordamos en un abrir y cerrar de ojos, la personalidad de este gran y sensacional equipo, su madurez, su oficio, marcaron de entrada quién mandaba y en definitiva quién sería el Rey del Mundo.
Los relojes marcaban las 6:00 AM y todos los fortineros nos despertamos ansiosos por encender el televisor, la espera había sido mucha, las sensaciones de abrazar el planeta estaba en cada mente de toda alma velezana, los nervios eran obvios, pero la tranquilidad de saber que nadie nos pasaría por encima nos daba a su vez serenidad.
Un café, una tostada, un desayuno rápido y el partido comenzaba, algunos en sus hogares, otros pidiendo permiso en sus trabajos para llegar más tarde y no perderse ni un instante de aquel partido que por primera vez en su historia tenía a Vélez como protagonista.
Los italianos acusaron rápidamente que frente a ellos no había un “equipito”, enseguida se dieron cuenta que la parada era muy difícil y que los argentinos habían llegado a Japón con hambre de gloria, con ese fuego sagrado que solo tienen algunos equipos, esos planteles que siempre quedan en la historia como casi “únicos”.
Los ojos rasgados de muchos orientales miraban atentos al gran paraguayo, observaban y se confundían con los cambios de roles dentro de la cancha, el que venía de banca paso a ser punto y viceversa. Pronto el estadio comenzó también a modificar su mirada parcial y se inclinó a favor de esa V azulada que con esfuerzo, humildad, concentración y seriedad comenzaba a hilvanar una nueva historia, la de abrazar al mundo, Trota transformaba en gol un penal clarísimo, una jugada que nació en la pegada del gran CHILA, que desembocó en Basualdo para que luego de un centro preciso, el “turu” fuera derribado, penal y a cobrar, luego el error de Costacurta para habilitar al “turco” quién con movimiento coreográfico ponía las cosas 2-0, seguramente junto al penal del tito Pompei, este gol del turco fueron los más importantes de toda la historia futbolera de nuestro club.
Para que agregar más amigo velezano, el abrazo fue eterno, dura hasta hoy día, así también las lágrimas de emoción, el juez pitó el final y VELEZ ERA CAMPEON DEL MUNDO!!,
Los itálicos no entendían muy bien, más fríos, con menos conciencia de lo importante que era ese momento, no podían comprender la hermosa e inmensa sensación que corría por las venas de los sudamericanos, no podían comprender como ese grupo importante de argentinos se abrazaban y lloraban, mucho menos hubiesen podido comprender lo que se vivía aquí, en Liniers, en cada barrio, en calles de adoquines o asfaltadas, en cada barcito, en cada hogar, o en alguna avenida céntrica, ¿que podían comprender?......
Pero fue así, las camisetas salieron a relucir, los pechos inflados de cada fortinero se hicieron presente en cada rincón de nuestro país, si señor en cada rincón, porque Vélez fue GRANDE y así quedó marcado para toda su vida, en cada rinconcito, en cada corazón, de nuestra tierra y porque no en cada alma que estuviese fuera de ella se gritó por Vélez, aquel gigante dormido que en 1993 despertó y comenzó a escribir otra historia, la de los GRANDES.
Y así fue, el 1 de Diciembre de 1994 Vélez abrazó el mundo, como si fuera ayer, como se sigue viviendo hoy y como seguramente se vivirá mañana, como algo que aún esta vivo dentro nuestro y que el tiempo no modificó, del mismo modo que la Libertadores, la Intercontinental vivirá por siempre en nuestros corazones, como debe ser,
SALUD CAMPEON!!!!.

Jorge Poma.

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